
La Cruz de San Benito se ha popularizado enormemente en los últimos años por todo México. El recrudecimiento de la violencia en muchas zonas del país ha alimentado la necesidad de sentirnos protegidos, y de acuerdo con la tradición, esta cruz es muy poderosa como protección ante las acechanzas del mal. A pesar de esto, los hijos de San Benito, conocidos como benedictinos, son poco conocidos por muchos mexicanos. Este fin de año realicé mi retiro de evaluación 2012 en el Monasterio Benedictino de la Soledad, en Atotonilco, Guanajuato, muy cerca de San Miguel de Allende. Los monjes son pocos en número pero grandes en el cultivo de la vida monacal. Su vida es muy austera y su principal ocupación es el rezo de el Oficio Divino, la oración oficial de la Iglesia Católica. Su vocación es mantenerse fieles al mandato de San Pablo de
orar sin cesar (1 Tesalonicesnses 5, 17). Literalmente rezan todo el día, y les queda muy poco tiempo para otras actividades como cuidar borregos y pintar íconos sagrados.

Aunque todo el lugar tiene un magnetismo dificil de explicar, la agreste geografía de la altiplanicie desértica es ya en si sobrecogedora. Lo más impresionante fue sin duda el silencio: por la noche era tan omnipresente que me dolían los oídos, como si mis oídos extrañaran estar oprimidos por ruidos, sonidos, conversaciones. Pero ahí todo era paz, calma, sosiego... Obviamente, era el mejor escenario para encontrarse con Dios en la oración, la introspección y la meditación. Leer nunca había sido tan provechoso. El silencio, cuando es buscado, es una bendición, pero cuando es impuesto puede ser desequilibrarante. Hay gente que jamas ha experimentado el verdadero silencio; la gente lo evade por miedo. En mi opinión, el silencio es uno de los mejores espejos de la vida, porque nos refleja lo que llevamos dentro. Muchas personas no quieren ver lo que tienen dentro, porque saben que no es nada agradable. Por eso prefieren el ruido hueco, la música como evasión, la televisión como calmante y las conversaciones vanas como somníferos. No es de extrañar que sean tan pocos monjes, ahora son solo 10, pero de ellos 2 son aspirantes (unos gemelos del Estado de México), 2 novicios, 1 junior, 3 de profesión perpetua y el P. Prior Ezequiel Bas Luna, el decimo estaba tomando un tiempo de reflexión en su casa.


Las misas y el rezo de las horas litúrgica se hacen con gran solemnidad: usan unos hábitos de origen medieval, cantan en español y en latín, se acompañan de un organo y algunas veces de una cítara, usan mucho incienso y las salmodias son sorprendentemente hipnotizantes y tienen la capacidad de despertar un deseo profundo de unión con Dios, como si tocaran fibras tan sensibles que pocas veces pueden ser alcanzadas. Si nunca has estado en un rezo de este estilo, sería una buena idea visitarlos.
Con quien conviví más fue con el encargado de huéspedes, un treintañero originario del DF. Su sinceridad y candidez desarman a cualquiera. Aquí algunas de sus palabras:
Hay valores distintos por los cuales el hombre puede dar su vida, los cuales le llevan a la verdadera felicidad. Son valores prácticamente olvidados. El hecho de que nosotros podamos abrazar esta vida, somos un testimonio ante el resto de nuestros hermanos que no se han dado cuenta que hay una parte en la vida del hombre que va mas allá de las cosas materiales. La vida del hombre presenta una dimensión trascendental, espiritual que puede ser desarrollada, esta dimensión es la que le causa la verdadera felicidad.
Este video (y las fotos) de ellos no reflejan muy bien su vida, pero es un buen asomo a esta experiencia espiritual tan profunda:
https://www.youtube.com/watch?v=77X_HtMx2sQ
Estuve en ese lugar mágico en Enero de este año 2019 y para mi sorpresa me encontré con dos argentino uno de ellos mas joven la cual no recuerdo el nombre y el mayor era el padre Ezequiel que muy amable me atendió y me dio su bendición. Participe de los cantos algo muy bonito de escuchar. Espero volver pronto para ver la posibilidad de estar una par de días ahí y vivir una experiencia mas profunda.
ResponderBorrarYo allí fuí hace cuatro años, es un lugar hermoso, lleno de paz, tranquilidad, un silencio que te hace reflexionar, tambien aproveche a ir, ya que allí descansan los restos de un sacerdote querido por millones de personas tanto Extranjeras cómo de la propia comunidad; << Él Padre Edgar I. Larrea Gallegos >> (Q.E.P.D), el Padre escogió ser sepultado allí, (tambíen era Benedictino), es un lugar priviligíado que escogío para descansar, por lo que Él era un ser humano directamente conectado con Dios, ¡UN GRAN SACERDOTE!, entregado con todo su Amor y con todas sus fuerzas hacía su vocación de sacerdote.
ResponderBorrarMuy agradable el lugar, un lugar para reconciliarse con Dios y estrechar una comunicación con Él.