Hoy visité la zona de monumentos
arqueológicos llamada Tajin. Me impresionó mucho imaginarme la ciudad en su
esplendor, debió haber sido soberbia. Las ruinas hablan de glorias pasadas y la
disposición de los edificios hacen de la visita una aventura. El Tajín es considerado la capital de la cultura
totonaca. Está localizada a solo 20 km de la ciudad de Poza Rica y a unos 13 de
Papantla. Su nombre significa “Lugar del Trueno” y desde 1992 está
inscrito como Patrimonio Cultural de la Humanidad. El máximo esplendor de
El Tajín se calcula hacia el año 800 y 1150. La zona arqueológica esta
organizada en secciones denominadas Conjunto de las Columnas, Grupo Plaza del
Arroyo, El Tajín Chico, Gran Xicalcoliuhqui y Zona Central. Uno de los
edificios más impresionantes es la Pirámide de los Nichos; se dice que podría
haber funcionado como calendario para llevar la cuenta total de los días del
año debido a los 365 nichos que componen su fachada.
Tambien sobresalen las múltiples canchas para practicar el
juego de pelota. Los pueblos mesoamericanos practicaban el juego de pelota como
parte de sus rituales religiosos. El juego consistía en golpear con las caderas
o los antebrazos una pelota de hule. El juego de pelota era algo común en El
Tajín, como se ve por las canchas que se encontraron en ese lugar.
“Tajín”, la “Ciudad del Trueno” en lengua totonaca, fue la
ciudad más grande de la costa norte del golfo de México cuyo poderío se
extendió en gran parte del territorio de lo que hoy son los estados de Veracruz
y Puebla. Su decadencia ocurrió antes de la llegada de los españoles en el
siglo XVI por lo que su existencia no fue descubierta sino hasta dos siglos
después, en 1785, y sus primeras excavaciones arqueológicas tuvieron lugar
entre los años de 1943 a 1963.



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