miércoles, febrero 22, 2017

Seguir a Jesús con Tomás de Kempis

Si contáramos con las listas de las obras cristianas de más éxito que tienen más de cinco siglos de existencia, el libro de la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis ocuparía en todas ellas el segundo lugar, inmediatamente después de la Biblia. En la actualidad disponemos de más de tres mil ediciones en unos cien idiomas. Para hacer que una obra tan importante sobre la relación con uno mismo, con los demás y con Dios, fuera más fácilmente accesible y comprensible en la actualidad, Peter Dyckhoff la ha adaptado a la sensibilidad contemporánea. No se trata de una traducción científicamente rigurosa, sino de una versión fiel que ofrece, con un lenguaje sencillo y comprensible, las experiencias de fe y las reflexiones sumamente valiosas de Tomás de Kempis.

Aquí unas perlas de sabiduria del Kempis:

“El que busca sobre todo la seguridad en tiempo de paz, Se encontrará desolado en tiempo de luchas. Si sabes permanecer siempre humilde y atento Y discernir y conducir tu espíritu, No caerás fácilmente en los peligros y las faltas. Un buen consejo:   En los tiempos en que tu espíritu está animado, Medita qué sucedería si faltara la luz. Y cuando eso suceda, Entonces pensarás con esperanza que la luz regresará."

“A veces es beneficioso que tengamos que soportar molestias y contrariedades Porque ante ellas muchas veces el hombre vuelve al corazón Y reconoce que no puede poner toda su seguridad en las circunstancias. Puede ser beneficioso que a veces nos aparezcan adversarios Y que piensen mal de nosotros, Incluso de aquello que hacemos esforzándonos y con la mejor intención. Al menos esto nos ayuda a ser humildes y nos defiende de la vanidad. Entonces, cuando no somos reconocidos o somos denigrados, Al menos apelamos en último término a Dios   Como último y seguro testigo de nuestra intención interior. Esas experiencias nos enseñan que deberíamos enraizarnos de tal modo en Dios Que no fuera necesario para nosotros tener que buscar afirmarnos en la opinión de los otros. Cuando la persona incluso con buena voluntad sufre ataques y problemas O siente que no puede resistir tentaciones o se le echan encima pesares, Entonces reconoce con todo su sentir que más que nunca necesita a Dios Y puede experimentar que sin Dios nada bueno se sostiene.”

“Hay algunos que sienten paz consigo mismos y con los otros también. Y hay otros que ni tienen paz consigo mismos ni la dejan tener a otros: Molestos para otros y todavía más fastidiosos para sí mismos. Y hay algunos que tienen paz consigo mismos y buscan la forma de poner en paz a los otros. Pero para todos: nuestra paz en este mundo de debilidades No se logra tratando de evitar sentir ninguna de las contrariedades Sino siendo capaz de sufrir con humildad la vulnerabilidad El que sepa relacionarse con más sabiduría con el sufrimiento Alcanzará una mayor paz.”1

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