Las riquezas, tanto materiales como las espirituales, pueden ahogarnos si no las usamos bien. Porque ni siquiera Dios puede poner algo en un corazón que ya está lleno. Un día surge el deseo de tener dinero y todas las cosas que este puede proporcionar, las cosas superfluas, lujos en la comida, exquisiteces en el vestir. Las necesidades aumentan porque una cosa lleva a la otra, y la consecuencia es una insatisfacción incontrolable.
Teresa de Calcuta

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