El mundo tiene muchos problemas: la inseguridad, el hambre, la corrupción, el desastre ecológico, la guerra y las miles de necesidades personales que cada día enfrentamos. Si bien es verdad que cierta corriente psicologista propone una visión superficial e ingenua para enfrentar al mundo con mantras como: si se puede, sólo deséalo y se convertirá en realidad, el poder de la visualización etc. También es cierto que una actitud positiva, firmemente fundamentada en la convicción de que Dios quiere nuestro bien, es una ayuda inmensa en el diario trajín de nuestras vidas.
Dejar de lamentarse y poner manos a la obra es el mejor antídoto para la amargura y la desesperanza, además de que cierra la puerta a la depresión y posibilita una vida mas plena. Lamentarse está de moda: que si el gobierno, que si la Iglesia, que si mi trabajo, que si la inflación, etc. Por eso el consejo práctico es que te propongas no lamentarte más. Cada vez que te descubras lamentándote eleva una oración de agradecimiento por lo que si tienes y deja de lamentar lo que no tienes o te molesta.
Dejemos tras de nosotros el pasado. Tomemos la tarea eterna y la carga, y la lección . Conquistar, mantener, atreverse, aventurarse, para avanzar por caminos desconocidos, pioneros, siempre pioneros.
Walt Whitman
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