martes, mayo 07, 2013

Cuentos de Tony de Mello


             Opresión

El Maestro siempre permitía que cada cual creciera a su propio ritmo. Que se sepa, nunca pretendió "presionar" a nadie. Y él mismo lo explicaba con la siguiente parábola.

"Una vez, al observar un hombre como una mariposa
luchaba por salir de su capullo, con demasiada lentitud
para su gusto, trató de ayudarla soplando delicadamente.

Y en efecto, el calor de su aliento sirvió para acelerar el proceso.

Pero lo que salió del capullo no fue una mariposa,
sino una criatura con las alas destrozadas.

Cuando se trata de crecer, concluyó el Maestro, no se puede acelerar el proceso, porque lo único que puede conseguirse es abortarlo. 




             Ignorancia

El joven discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo intelectuales de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su erudición.

Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero, fue a ver al Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como dicen?

A decir verdad, replicó el Maestro con ironía, el tipo lee tanto que yo no sé cómo puede encontrar tiempo para saber algo. 
  


                                 Exhibición
 
Cuando uno de los discípulos anunció su propósito de enseñar a otros la Verdad, el Maestro le propuso una prueba: Pronuncia un discurso en mi presencia para que yo pueda juzgar si estas preparado.


El discurso fue realmente inspirado, y al acabar se acercó un mendigo al orador, que se puso en pie y regaló su capa al mendigo para edificación de la asamblea.

Más tarde le dijo el Maestro: Tus palabras estuvieron llenas de unción, hijo mío, pero aún no estás preparado.

¿Por qué?, preguntó desilusionado el discípulo.

Por dos razones: porque no has dado al mendigo la oportunidad de expresar sus necesidades y porque no has superado el deseo de impresionar a los demás con tu virtud. 

Extravagancia

Cierto día, los discípulos quisieron saber cuál era la clase de persona más indicada para el discipulado.
Y el Maestro les dijo: Aquella persona que, poseyendo únicamente dos camisas, vende una y con el dinero que adquiere compra una flor. 





                                             Oposición

A un individuo dotado de auténtico espíritu emprendedor, pero al que desalentaban las frecuentes críticas que se le hacían, le dijo el Maestro: Escucha las palabras del crítico, que te revelarán lo que tus amigos tratan de ocultarte.
Y añadió: Pero no te dejes abrumar por lo que el crítico diga.

Nunca se ha erigido una estatua en homenaje a un crítico. Las estatuas son para los criticados. 








Transitoriedad

El Maestro sentía alergia hacia aquellas personas que prolongaban excesivamente su estancia en el monasterio. Más tarde
o más temprano, todos los discípulos oían de sus labios las temidas palabras: Ha llegado el momento de que te vayas. Si no lo haces el espíritu no vendrá a ti.


Un discípulo especialmente reacio a marchar quiso saber qué era ese "Espíritu".
Y el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y morirás... contaminado. 




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