El Maestro
siempre permitía que cada cual creciera a su propio ritmo. Que se sepa, nunca
pretendió "presionar" a nadie. Y él mismo lo explicaba con la
siguiente parábola.
"Una
vez, al observar un hombre como una mariposa
luchaba por salir de su capullo, con
demasiada lentitud
para su gusto, trató de ayudarla soplando
delicadamente.
Y en efecto,
el calor de su aliento sirvió para acelerar el proceso.
Pero lo que
salió del capullo no fue una mariposa,
sino una criatura con las alas
destrozadas.
Cuando se
trata de crecer, concluyó el Maestro, no se puede acelerar el proceso, porque
lo único que puede conseguirse es abortarlo.
Ignorancia
El joven
discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo intelectuales
de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su erudición.
Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero,
fue a ver al Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como
dicen?
A decir verdad, replicó el Maestro con
ironía, el tipo lee tanto que yo no sé cómo puede encontrar tiempo para saber
algo.
Exhibición
Cuando uno de los discípulos anunció su propósito
de enseñar a otros la Verdad, el Maestro le propuso una prueba: Pronuncia un
discurso en mi presencia para que yo pueda juzgar si estas preparado.
El discurso fue realmente inspirado, y
al acabar se acercó un mendigo al orador, que se puso en pie y regaló su capa
al mendigo para edificación de la asamblea.
Más tarde le dijo el Maestro: Tus palabras
estuvieron llenas de unción, hijo mío, pero aún no estás preparado.
¿Por qué?, preguntó desilusionado el discípulo.
Por dos
razones: porque no has dado al mendigo la oportunidad de expresar sus
necesidades y porque no has superado el deseo de impresionar a los demás con tu
virtud.
Extravagancia
Cierto día,
los discípulos quisieron saber cuál era la clase de persona más indicada para
el discipulado.
Y el Maestro
les dijo: Aquella persona que, poseyendo únicamente dos camisas, vende una y
con el dinero que adquiere compra una flor.
Oposición
A un
individuo dotado de auténtico espíritu emprendedor, pero al que desalentaban
las frecuentes críticas que se le hacían, le dijo el Maestro: Escucha las
palabras del crítico, que te revelarán lo que tus amigos tratan de ocultarte.
Y añadió: Pero no te dejes abrumar por lo que el
crítico diga.
Nunca se ha erigido una estatua en
homenaje a un crítico. Las estatuas son para los criticados.
Transitoriedad
El Maestro
sentía alergia hacia aquellas personas que prolongaban excesivamente su
estancia en el monasterio. Más tarde
o más temprano, todos los discípulos oían
de sus labios las temidas palabras: Ha llegado el momento de que te vayas. Si
no lo haces el espíritu no vendrá a ti.
Un discípulo
especialmente reacio a marchar quiso saber qué era ese "Espíritu".
Y el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y morirás... contaminado.
Y el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y morirás... contaminado.
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