viernes, septiembre 02, 2016

En mi cumpleaños 45: ¡gracias!


Quiero dar gracias a Dios por dejarme cumplir un años más con 3 pensamientos que tomo prestados de 3 grandes maestros del espíritu:

1.     Parafraseo esa bella canción de Cecilia Rivero RSCJ, El Fiador:
Cada vez que hago un balance de mi vida, encuentro que tengo un saldo en mi contra en la relación con Dios y con el mundo. Nunca he creído ser merecedor de ninguna compensación por hacer lo que hago, sin embargo, el buen Dios no cesa de llenarme de dichas abundantes. Entonces me reconozco deudor insolvente, me declaro en quiebra, no hay manera de pagar tanto bien recibido. Por eso concibo muchas veces mi vida como una pasión por saldar lo recibido por amor, en todo lo que hago, con todos los que me rodean, teniendo paciencia con mis propias contradicciones. Pero a menudo me descubro neciamente entregado a  pagar una deuda que nunca me ha sido cobrada, que la deuda ya fue saldada, que no existe balance en realidad. Mi reacción es contraria a quien se siente aliviado, porque me lleno de gratitud y mi esfuerzo por corresponder a tanta generosidad se redobla y mis esfuerzos por estar a la altura de tan desbordado cuidado nunca son suficientes.

2.     Ahora tomo prestadas las palabras de San Juan de la Cruz en su épico poema, Cantico Espiritual:

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
 ya no guardo ganado,
 ni ya tengo otro oficio,
 que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Si antes me dedicaba a pagar tanto bien recibido, ahora me dedico a amar amando y dejándome amar y a través de esto corresponder a un amor que siempre será mayor. Porque si algo he aprendido en la vida es que el amor solo se puede pagar con amor.

3.     Por último, comento la propuesta de Johan Baptist Metz cuando habla de compasión. Este teólogo tiene como eje de su pensamiento la categoría de compasión entendida como la capacidad de ser sensible al sufrimiento de los demás. Yo creo con Metz, que la compasión es una cualidad del corazón que nos une a todos los seres humanos independientemente de sus accidentes. Por tanto, una premisa de mi vida es corresponder al amor de Dios mostrando compasión como un programa universal de responsabilidad por toda la humanidad.
No pretendo decir ninguna novedad, estas ideas están entre nosotros desde tiempos inmemoriales y para muestra un botón:

Cuando estés juntando la cosecha y olvides un atado de grano en el campo, no regreses a buscarlo. Déjalo allí para los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Entonces el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas. Cuando sacudas los olivos para que caigan las aceitunas, no pases por las mismas ramas dos veces. Deja las aceitunas que quedan en el árbol para los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Cuando coseches las uvas de tu viñedo, no repases las vides. Deja los racimos que quedan para los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto. Es por eso que te doy este mandato“. – Deuteronomio 24:19-22, NTV.


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