1- Reconozco que la percepción de la realidad no es necesariamente la realidad.
2- No juzgo el comportamiento de los demás.
3- Escucho al otro, sin querer tener la razón y sin querer demostrar que los demás están equivocados.
4- Asumo la plena responsabilidad de mis emociones.
5- Practico la aceptación dinámica. Dejo de resistirme a lo que me presenta la vida y lo aprovecho para tomar consciencia.
6- Acepto los límites de mi personalidad actual, la amo y trabajo con entusiasmo para aportarle la luz del alma cada vez más.
7- Reconozco que la verdadera sanación tiene lugar cuando dejo de exigir un cambio de comportamiento de los demás.
8- Observo mis pensamientos y no me identifico con aquellos que proceden de las 3 P (pánico, poder, placer).
9- Pongo mi intención en estar más atento.
10- Practico en todo momento la posición del Testigo.
Adaptado de “El maestro del corazón” de Annie Marquier
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Qué opinas de esto? Deja tu comentario!