miércoles, marzo 06, 2013

Confiesa tus pecados


El consejo de este día de cuaresma es: confiesa tus pecados.
Desde mi perspectiva, el sacramento de la confesión es uno de los más bellos sacramentos que ofrece la Iglesia. Como sacerdote he tenido la experiencia de ayudar a muchos buenos creyentes a superar sus fantasmas, arrepentirse de sus pecados y volver a la amistad con Dios. Incontables veces he visto a muchas personas reconstruirse y dignificarse con el simple hecho de reconocer sus errores y pecados. Hay además un poder maravilloso en la confesión, porque no solo interviene la misericordia de Dios que perdona através de un sacerdote (tan pecador como el que se confiesa), sino que el ejercicio mismo de verbalizar las propias fallas hace que la persona vea su vida desde una perpectiva diferente. Decir los pecados "en voz alta" para muchos pecadores puede convertirse en una barrera psicológica insalvable que les impide acercarse a un Dios-Padre misericordioso. Sobre todo si el sacerdote se considera a sí mismo juez del pecador. Yo abogo por un proceso penitencial que incluya menos juicio y más bienvenida. A veces creo que algunas tendencias en la manera de confesar sólo infantilizan a los creyentes y no le permiten crecer en la fe.
Hay muchas ventajas de la confesión, solo resalto dos:
Verbalizar los sentimientos. Un sacerdote está obligado a mantener la confidencialidad de toda confesión. No importa cuál sea la condición ni el pecado, los padres no podrán revelar nada de lo que les es dicho durante una confesión. Es una ventaja pues muchas veces nos cuesta trabajo soltar eso que nos remuerde por dentro. Cargar con ese malestar muchas veces nos provoca mayores problemas de lo que es el pecado en sí. Al saber que contamos con la escucha incondicional de una padre, estaremos más dispuestos a confesar. Y al tener esa seguridad, nos vemos impulsados a ser honestos con nosotros mismos.
Es gratis. En la actualidad hay varios referentes de los beneficios de terapias diferentes donde se realiza alguna especie de confesión. Sólo que en el caso de este sacramento, no tiene costo alguno. Se puede acceder a él con la simple presencia de un sacerdote dispuesto a escuchar a quién, por su propio interés y libremente, decide manifestar sus acciones indebidas y muestra su arrepentimiento. En cualquier lugar y a cualquier hora. A su vez el padre tratará de ser un facilitador para que sobrevenga el genuino arrepentimiento y con ello un auténtico perdón.
El consejo concreto es que hagas una confesión completa de todo aquello que te hace sentir incómodo en tu relación con Dios. Nunca te arrepentiras de hacer las paces con Dios.

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