Hay días en que sentimos que se le han caído demasiadas
capas a nuestra piel, que al menor roce arde la carne viva, que nuestras
defensas se han ido y que el mundo ha dejado de abrigarnos.
Entonces quisiéramos huir al fondo del bosque, buscar una
madriguera segura y simplemente esperar hasta que acabe la tormenta. Pero el
hacerlo sólo profundiza la vulnerabilidad, pues la vulnerabilidad tiene que ver
también con nuestra soledad.
Quisiéramos tocar cada puerta buscando un refugio, un
lugar dónde guarecer nuestro ser, mientras pasa la tormenta. Pues sí, la
vulnerabilidad es como una tormenta, un espacio donde de pronto sentimos que
las fuerzas de la naturaleza nos superan y todo se siente más húmedo, más
helado, más a la intemperie.
Pero tampoco queremos mendigar afectos, pues cuando nos
sentimos vulnerables queremos un abrazo espontáneo que nazca del corazón de
quién nos cobija y no del alma de un buen samaritano que simplemente se
compadece de nuestra fragilidad. A veces ese abrazo se ha ido o a veces nosotros
mismos lo hemos ausentado. Tampoco queremos arriesgar un rechazo: nos sentimos
demasiado abatidos.
De pronto, casi mágicamente, se hace silencio en
nuestra alma y se intensifican los sonidos allá afuera y sentimos un extraño
bálsamo de arriba... ha pasado la tormenta... el sol ilumina tímidamente y
comenzamos a sentir nuevamente su calor... no queremos movernos... sólo
sentir su tibieza. Un arco iris nos recuerda que pese a todo la vida es
bella: sonrío.
No puedo pensar en otra canción que refleje mejor estos pensamientos que la siguiente:
Y sentir tu mirada de Miguel Matos:
Y sentir tu mirada
sobre mi recostada
y saber que no
tengo que cambiarme con nada
y saber que a tus
ojos ya mi suerte esta echada.
Y saber que me
entregas ese amor desde dentro
y saber que tu
brazo no ha fallado un momento
y saber que eres tu
quien apura este encuentro
ese es tu amor.
Descubrirme en
tinieblas tras una barricada
diciéndome mil
veces que para ti soy nada
Y MIRAR A TRAVÉS
DEL CRISTAL DE MI LLANTO
QUE ESTA VEZ COMO
ANTES ME ESTAS QUERIENDO TANTO.
Y mirarme los
brazos ociosos y cansados
y mis pasos
ambiguos y mi verbo pesado
sorprenderme de
pronto por tu aliento arropado
ese es tu amor
Y tener que reirme
de mis tantas promesas
y sentir que me
obligas a empinar la cabeza
descubrir que no
pude comprar tanta belleza
ese es tu amor.
Encontrarme de
nuevo desconfiado y lejano
fabricando razones
para no ver tu mano.
Y MIRAR A TRAVÉS DEL
CRISTAL DE MI LLANTO
QUE ESTA VEZ COMO
ANTES ME ESTAS QUERIENDO TANTO.
Soportar mi memoria
mal herida y manchada
y sufrir los
recuerdos de mi vida pasada
y sentir diluirse
mi culpa en tu mirada
ese es tu amor.
Y encontrarme de
nuevo mendigando razones
y juntando mis
cosas para cambiar perdones.
Y MIRAR A TRAVÉS..


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